En la vida es importante sembrar la semilla de la perseverancia. He observado en los niños durante mi trabajo que siempre los que son más constantes generalmente ven el fruto de su esfuerzo reflejado en un mejor proceso de desarrollo y aprendizaje.
Los niños que ven en sus mamás la perseverancia y el esfuerzo de llevarlos cada día constantemente a sus clases, aprenden a ellos mismos ser constantes. Esto les ayuda a nunca darse por vencidos y les ayuda a forjar la resiliencia. Al ver que no hay barreras para lograr lo que se proponen, aprenden de sus madres a poner empeño en lo que hacen y a olvidar las barreras.
Esta es la mejor forma de educar a nuestros hijos y asegurarles el éxito. Enseñarles que el éxito se construye día a día con esfuerzo y dedicación. Aquellos niños que ven que para su mama no hay barreras que la detengan para realizar algo, nunca se darán por vencidos.
Si uno cree verdaderamente en lo que hace, como la mamá cree con toda el alma que lo que hace por sus hijos los ayudará a crecer, esta creencia lo impulsará para salir adelante.
Los niños que salen más rápido adelante en mis terapias son aquellos que conquistan día a día sus metas, son aquellos que en verdad son exitosos, son aquellos que rompen los paradigmas de la vida y son aquellos niños los que realizan cambios maravillosos.
Seamos el modelo de perseverancia en nuestros niños para poder observar los frutos de las actividades que realizan. Así ellos podrán consolidar los aprendizajes. Estemos conscientes que el aprendizaje es un proceso y la clave es la constancia y el tiempo que le dedicamos.
